Felipe Camargo: el señor solitario
por José Rosero
El trabajo de Felipe Camargo va en relación con el manejo de una técnica, y el desarrollo de un oficio, el cual es también un espacio de pensamiento, respeto y conocimiento. En ello tiene una intención por entender la pureza de los materiales y su funcionamiento.
Es así como el trabajo de Felipe Camargo para "El señor solitario y la anciana incomunicada" consistió en una narrativa gráfica sin palabras formada por veintinueve retablos de 20 x 25cm pintados al temple, técnica de pintura al agua y al huevo, buscando ser lo más fiel a su desarrollo inicial en el Cuattrocento en Italia. Sus referentes son los pintores flamencos e italianos. Y obras gráficas como "Las muy ricas horas del Duque de Berry" o las pinturas de Jan van Eyck, Piero de la Francesca y Giotto. De allí absorbió la figuración humana, el uso de los colores como los azules, rojos y tierras, y la narrativa.
La investigación por el manejo de la técnica le implicó a Felipe Camargo entender paso a paso el trato de los materiales y la forma de prepararlos para lograr un resultado óptimo. Lo cual requiere de un tiempo distinto a las velocidades contemporáneas y a la vez una forma diferente de plantear y pensar la imagen.
El proceso arranca con el uso de la madera. El trabajo sobre ella para hacer la preparación inicial con la mezcla de diversos materiales y pigmentos sin que esta se vea afectada por la técnica a base de agua y huevo. El trabajo de preparación de los soportes y pigmentos es esencial para que la imagen perdure y tenga una luminosidad única.
El tema del proyecto gira en torno a la condición en la que vivimos en los espacios aglomerados y constantemente ruidosos como son las ciudades. El señor solitario es una historia sobre el silencio, el tiempo y la soledad.
Aquí algunos referentes del pintor Giotto que Felipe nos pasó:
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