Fabio Zimbres: sin boceto
por José Rosero
Fabio Zimbres empieza su charla hablando de algunas anécdotas sobre su relación con las artes plásticas. El dibujo es para él un acto solitario donde el papel se presenta como un espacio de trabajo individual, como un lugar. Sin embargo, ese lugar también puede ser compartido y desde su infancia esta dualidad ha sido constante; había empezado a dibujar con su padre, luego con amigos y ahora en proyectos colectivos, fanzines en su mayoría. El dibujo permite entonces un momento para compartir soledades. Se presenta como una forma de construirse a sí mismo en esa relación mente-mano-papel. Un espejo honesto.
Zimbres apela a un dibujo intuitivo, donde es posible desarmar, fragmentar e invertir los mecanismos de pensamiento. La intuición es entonces un pulso que lo lleva en una ruta que se crea a medida que navega por ella. Que no permite borrar. Todo movimiento sobre el papel se deja como una huella que perdurará siempre. El hecho de trabajar así lo mantiene despierto. El dibujo está vivo mientras se realiza, se vuelve un juego de recorridos, y es en ellos donde existen varios momentos; un inicio, una meseta, una montaña, una sorpresa. Nada viene preparado en su viaje sobre el blanco. Anda sin mapa.
El lugar del dibujo debe ser uno que parta desde lo espontáneo y natural. Por eso el trabajo de Zimbres se presenta con esa frescura de rayas sin filtros. No elige nunca un material noble, por eso sus soportes van desde papeles ordinarios hasta cartones de cajas de cereal. Casi siempre trabaja con la mancha en ambos costados del papel, permitiendo que la forma traspase de un lado a otro, y así construye la imagen desde el accidente.
El trabajo de ilustración y diseño, que caracteriza su obra, existe en paralelo con el trabajo de historieta. De hecho su primer trabajo en este campo lo hizo en la facultad de arquitectura. Para Zimbres no hay un orden ni canon en la construcción de una historieta, más bien su punto de arranque es el guión, que funciona como una pauta para determinar las velocidades de las escenas, los gestos, los trazos y la manera de presentar las diversas situaciones. Con ello justifica el dibujar sin boceto, lo cual le permite un acercamiento más libre a la imagen. El boceto de alguna manera condiciona el producto final. Por ello prefiere eliminar las reglas y todo lo que delimite el proceso.
Una de sus primeras series de dibujo estuvo relacionada con el espacio y la memoria, donde de manera ligera y directa planteó una serie de escenas casi abstractas que se iban construyendo en el papel. Con la línea y mancha llamando a la siguiente acción. Otro de sus proyectos más interesantes, está relacionado con la música; a partir de una banda sonora construye una historia que es entregada luego a los artistas con la que ellos escriben unas letras para el disco.
El trabajo de ilustración y diseño, que caracteriza su obra, existe en paralelo con el trabajo de historieta. De hecho su primer trabajo en este campo lo hizo en la facultad de arquitectura. Para Zimbres no hay un orden ni canon en la construcción de una historieta, más bien su punto de arranque es el guión, que funciona como una pauta para determinar las velocidades de las escenas, los gestos, los trazos y la manera de presentar las diversas situaciones. Con ello justifica el dibujar sin boceto, lo cual le permite un acercamiento más libre a la imagen. El boceto de alguna manera condiciona el producto final. Por ello prefiere eliminar las reglas y todo lo que delimite el proceso.
Una de sus primeras series de dibujo estuvo relacionada con el espacio y la memoria, donde de manera ligera y directa planteó una serie de escenas casi abstractas que se iban construyendo en el papel. Con la línea y mancha llamando a la siguiente acción. Otro de sus proyectos más interesantes, está relacionado con la música; a partir de una banda sonora construye una historia que es entregada luego a los artistas con la que ellos escriben unas letras para el disco.
Es aquí donde se conecta el trabajo de Zimbres con la historieta y la narrativa grafica. El andar sin mapas lo empuja a llevar al lector consigo. En sus trabajos las imágenes secuenciales son muy importantes para mantener al lector conectado. Y el uso de la palabra le permite puentes entre una viñeta y otro y le da una carga a los personajes para construir sus caracteres y personalidades.
Sin embargo, esta necesidad de mantener conectadas palabras e imágenes le dio para crear un comic muy particular que surgió desde un experimento con la lectura. Cuenta que el comic que dibujaba no tenía guión, por lo cual él decidió dibujar bocados en las viñetas con un “texto” dibujado. Solo garabatos que representaban palabras, y con ello logró la tensión que buscaba.
Zimbres es un dibujante que nunca para. Trabaja siempre en una suerte de dibujo automático que lo libera de cualquier compromiso académico. Su intención primaria es hacer, dejar fluir las ideas sin tapujos. Experimentar con narrativas y soportes. Construir constantemente una obra que parece infinita y que existe como un camino a medida que se anda.
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